Tensión alta e insomnio son dos conceptos están muy relacionados entre sí. Muchas personas que tienen problemas para dormir pueden encontrar la causa que los motiva en la hipertensión.
Un estudio publicado en el European Heart Journal señala que hay mayor peligro de sufrir un accidente cardiovascular, como un ictus o un ataque al corazón, en aquellos momentos en los que los niveles de tensión arterial están altos por la noche.
Igualmente, la relación entre apnea del sueño e hipertensión arterial está ampliamente descrita por la ciencia. La Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica afirma que entre un 30 y un 50 % de pacientes con tensión arterial alta también tienen apnea del sueño.
Qué es la hipertensión
La hipertensión es una afección que padecen, aproximadamente, unos 11 millones de personas en España, según los datos de prevalencia de la Organización Mundial de la Salud. Este proceso se caracteriza por el empuje excesivo de la sangre contra las paredes de las arterias, lo que da lugar a problemas de salud.
Se trata del factor de riesgo cardiovascular más prevalente y afecta especialmente a las personas mayores de 60 años. Un elevado grado de tensión arterial está determinado por la cantidad de sangre que se bombea desde el corazón y la resistencia de las arterias a este flujo sanguíneo. Cuando más sangre bombea el corazón y más estrechas son las arterias, más elevado es el nivel de hipertensión.
Síntomas de la hipertensión
La hipertensión puede estar presente durante años sin ningún síntoma, pero un descontrol en esos niveles aumenta el riesgo para la salud. Algunos síntomas que sí son muy evidentes aparecen cuando hay un proceso rápido de subida de tensión. Estos son los mareos, visión borrosa, dolor de cabeza o dolor en la nuca.
Pero hay situaciones en los que la presión aumentando gradualmente a lo largo de malos hábitos y es poco habitual que aparezcan síntomas. El resultado es una enfermedad silenciosa, poco detectable.
Cómo saber si tienes la tensión alta
La presencia de síntomas puede ser señal de episodios de hipertensión. A los ya mencionados se suman náuseas, zumbidos en los oídos, visión doble, dificultad para respirar, la aparición de pequeños puntos de sangre en los ojos, palpitaciones cardíacas y sensación de somnolencia.
De este modo, ante el menor indicio de tener tensión arterial alta, lo más recomendable es medir la presión sanguínea con un dispositivo específico. Si el tensiómetro marca valores por encima de 130/80 mmHg, se considera hipertensión.
Causas de la tensión alta
La tensión arterial alta puede ser de dos tipos: hipertensión primaria o esencial e hipertensión secundaria. En el primer caso no se suele detectar ningún proceso específico que la cause, pues lo que se produce es un desarrollo gradual de la enfermedad a lo largo de los años.
Hipertensión secundaria
La tensión arterial secundaria ocurre cuando algunas afecciones aceleran estos procesos. La apnea del sueño es una de esas causas, al igual que las enfermedades renales, los problemas de tiroides, la ingesta de algunos medicamentos, ciertos problemas congénitos y padecer tumores en la glándula suprarrenal.
Estas causas dan lugar a sucesos que aparecen de manera repentina y provocan una presión arterial más elevada que en la hipertensión esencial. A todo esto, hay que añadir numerosos factores de riesgo como la edad, los antecedentes familiares, la falta de actividad física y un estilo de vida sedentario, el tabaco, el alcohol, el alto nivel de estrés, el sobrepeso y la obesidad o el consumo elevado de sal.
Existe una vinculación directa entre el sobrepeso y la hipertensión, pues a mayor peso, más cantidad de sangre es necesaria para llevar nutrientes y oxígeno a los tejidos. A medida que un mayor flujo de sangre circula a través de los vasos sanguíneos, también lo hace la presión en las paredes de las arterias.
Tensión alta e insomnio
La relación entre hipertensión e insomnio es estrecha incluso cuando no se padezca apnea del sueño. Está demostrado que dormir cinco o menos horas puede, con el paso del tiempo, aumentar el riesgo de desarrollar hipertensión o empeorarla.
El sueño permite regular las hormonas del estrés y ayuda a mantener sano el sistema nervioso. La falta de sueño puede provocar que ese equilibrio se rompa y el cuerpo pierda la capacidad para regular esas hormonas. El resultado es un elevado nivel de tensión arterial durmiendo.
Igualmente, dormir mal no solo se vincula con hipertensión, sino que también repercute en procesos de obesidad, diabetes, depresión, riesgo de sufrir accidentes o caídas, pérdida de vitalidad e incluso muerte prematura.
Consejos para mejorar tu descanso si tienes la tensión alta e insomnio
La presión sanguínea alta como trastorno acaba provocando que los vasos sanguíneos sufran un elevado grado de tensión, lo que termina por dañarlos. Las principales recomendaciones para evitar estos problemas pasan por adquirir buenos hábitos de vida, especialmente en el descanso nocturno.
Dormir sobre un buen colchón
Dormir bien y de manera suficiente es la mejor fórmula para evitar problemas de hipertensión. Se puede afirmar que la tensión arterial alta tiene como uno de esos remedios naturales al descanso placentero.
Estos problemas son más acusados en personas con sobrepeso o de tamaño elevado. Por ello, en la elección de un buen colchón es fundamental acertar con el tamaño, el grado de firmeza y la resistencia de este.
Evitar episodios de estrés
El estrés es otra de los factores de riesgo que contribuyen a elevar los niveles de tensión arterial. Esto implica tomar medidas para evitar esos episodios, con ejercicios de relajación, tiempo para desconectar de los problemas o salir a caminar de manera periódica.
Una alimentación saludable
La tercera fórmula para combatir la tensión arterial alta durmiendo es llevar una dieta equilibrada. Los alimentos ricos en fibra, las verduras y las frutas deben ser la base de la alimentación. Además, durante las cenas se deben evitar las comidas muy pesadas de digerir y las excesivamente calóricas.
Tensión arterial e insomnio son problemas muy vinculados entre sí y que afectan especialmente a personas que no llevan hábitos de vida saludables o que padecen sobrepeso u obesidad. La elección de un buen colchón, así como adquirir rutinas que sí sean equilibradas en el día a día son fórmulas efectivas que ayudan a evitar problemas de salud.